miércoles, 1 de noviembre de 2017

Eslovenia día 5. Liubliana

Ultimo día de viaje, bueno última mañana mas bien porque la tarde será todo de vuelta a casa.

Hoy solo nos quedaba dar una vueltecita por el centro de Liubliana para verla de día y poco más. Al final después de toda la película de ayer hemos dormido bastante bien, Samu se ha despertado a tope de felicidad así que desayunamos, recogimos todas nuestras cositas y dejamos las maletas en la furgo para ya irnos directamente.
Nuestro paseo empezó por el monumento a todas las guerras, siguió por la zona comercial hasta el río y terminó en los puentes comiendo unas castañitas asadas.

Monumento a todas las guerras

Puente del Dragón de día

Manu, Samu y Laura

Los Tres Puentes

Mercado cerrado

Edificio de la filarmónica con el castillo de fondo

La valoración del viaje es muy buena, la verdad, han sido cinco días de contrastes y descubrir sitios muy bonitos. Ahora a posteriori habríamos cambiado muchas cosas, como hacer el viaje al revés de lo que lo hemos hecho, empezando por Liubliana, pero ha salido todo tan bien que ha sido perfecto. Un tiempazo todos los días, lugares impresionantes, buena compañía... ¿Qué más se puede pedir...?

Muy pronto otro viaje :-)

Eslovenia día 4. Predjama y Liubliana

Ya se va acercando el final del viaje y las fuerzas empiezan a flaquear, pero aun nos queda hacer un poco de turismo por la capital de Eslovenia, Liubliana.

Un buen desayuno y a la carretera. Antes de llegar a Liubliana paramos en Predjama para ver su impresionante castillo, enclavado en la entrada de una cueva para proteger la retaguardia. Solo damos un paseo por los alrededores. Entrar a ver el castillo no nos motivaba demasiado y lo que queríamos hacer, que era entrar a la cueva que hay debajo del castillo no lo pudimos hacer porque estaba cerrado por ser temporada de murciélagos.

Madre e hijo en el castillo de Predjama

Castillo de Predjama de cerca

Samu con su café mañanero

Después de una hora de viaje llegamos a Liubliana. Nuestro apartamento estaba en el centro y solo pueden entrar en coche los residentes, así que tuvimos que esperar hasta que estuviera listo. Llego la hora y vino a recogernos un tipo moderno con su bici plegable. Aparcamos en un parking privado y nos llevó hasta el apartamento. A primera vista parecía que estaba guay pero según iba pasando el tiempo nos percatábamos de que era una chispa cutre. Pero bueno, estaba en pleno centro, así que nos fuimos a comer y a pasear.

Río por un lado

Río por el otro

Cuando nos acabamos nuestra hamburguesa acompañada de sweet potatoes nos dimos cuenta que nos quedaban dos horas de sol solo. Teníamos que subir al castillo para ver las vistas cuando aun fuera de día. Tras unas cuestas con bastante pendiente sobre todo si vas empujando un carro llegamos a la cima del montecito donde se ubica el castillo. 

Paseando por Liubliana

Mesas de un bar

Subiendo al castillo

En el castillo

Liubliana por un lado

Liubliana por otro lado

Tocaba bajar, y elegimos un camino alternativo, esta vez de escaleras. Aquí ya sacamos a Samu del carro para que su culito llegara sano y salvo al final.

Bajando las escaleras

Catedral de Liubliana

Un paseito ya casi de noche por la zona del río cruzando sus famosos puentes alguna comprita de comida y para el apartamento a descansar.

Puente del Dragón

Castillo de fondo iluminado en los Tres Puentes

Cuando parecía que el día iba a acabar y ya solo nos quedaba cenar y ver la tele un rato antes de ir a dormir, de repente en el apartamento suena un pitido, y una parte de la casa se queda sin luz ni calefacción. Miramos a ver si lo podemos solucionar y nada, así que llamamos al encargado y nos dice que llama al electricista. Al cabo de 10 minutos llega una pareja mayor que resulta ser los padres del dueño del apartamento. En teoría el hombre era el electricista. No hablaban inglés solo esloveno, y en esloveno que nos hablaban casi gritando como si nos fuéramos a entender. El hombre abre una escalera y sube para ver los fusibles. Mientras tanto la mujer asustaba con sus gritos a Samu y nos ofrecía mantas y pantuflas. Como parecía que la cosa no se arreglaba pusimos en marcha la búsqueda de apartamento alternativo de emergencia, cuando de repente, un ruidaco como si alguien se hubiera caído de una escalera. Efectivamente, Carlis se acerco a ver que había pasado y ahí estaba el hombre espanzurrado boca arriba con solo una de sus crocs en su sitio, la otra había volado. Le ofreció ayuda para levantarse pero el hombre la rechazo hablando esloveno del malsonante. Por suerte y hasta donde sabemos, no le paso nada. Bueno, pues que no lo pudo arreglar, así que se fueron. Volvemos a llamar al dueño y le decimos que no han conseguido arreglar nada y nos dice que nos manda un electricista, imaginábamos que ya uno serio de verdad. Paso como media hora y justo cuando íbamos a preparar la cena llegó. Miro polaridades de enchufe por todos lados y detecto el problema. En un cajetín en el descansillo de la entrada había supuestamente otros fusibles y ahí había uno estropeado. Cogió la misma escalera del accidente anterior y se subió. Esta vez no pasó nada, solo que le faltaban como 50 cm para llegar al cajetín. Este tipo solo decía mierda y joder en inglés, constantemente, pero era muy simpático y hablaba inglés. Empezó a buscar por el apartamento a ver si había otra escalera más alta y como no la había cogió dos sillas y una mesa, apoyó la escalera encima y para arriba que se subió. Por suerte no pasó nada porque una caída desde ahí ya habría sido palabras mayores. Así que nos pudo cambiar el fusible y volvió a funcionar todo.
Ya por fin cenamos y nos fuimos a dormir. Estuvo divertido el final del día la verdad, una buena fiesta de halloween jejeje. 

Electricista trapecista

Eslovenia día 3. Salinas y Piran

Por fin un día sin cambiar de apartamento. No hay prisas por recoger todo y podemos desayunar tranquilamente. Hoy cambiamos la naturaleza por algo de turismo clásico, nos vamos a la costa de Eslovenia.

Para empezar decidimos ir a las salinas de Secovlje. Habíamos leído que estaban bien, y la chica del apartamento también nos recomendó ir. Tras 45 minutos de coche llegamos a una especie de control policial, que resulto ser el paso fronterizo de Eslovenia a Croacia. Una parte de las salinas, aunque sigue siendo Eslovenia, está pasado el control de documentación. Entregamos dnises y listo. Llegamos a un miniparking donde había una caseta y un señor que nos dijo que teníamos que pagar por verlas. Tras un momento de dudas porque eran 7€ por persona, decidimos pagar ya que habíamos llegado hasta allí. Esta zona es la parte de la salina que ya está en desuso, por lo tanto no había mucho que ver... Un paseito por unas pasarelas y al coche a ver la otra parte.

Foto en las pasarelas

Madre e hijo

La otra zona prometía más, ya que ahí si que siguen haciendo sal. Nos esperábamos zona de agua salada, otras de sal ya casi seca, montañas de sal por todas partes... pero nada de nada. Lo único que había eran piscinas con agua. Pero bueno, nos dimos el paseo buscando a ver si había alguna zona más bonita y lo mismo, a nada de nada. Parece ser que la recogida de la sal es en verano, entonces ahora pues no hay nada, solo las diferentes zonas donde va sucediendo todo el proceso de evaporación y cristalización de la sal llenas de agua. Un poco fracaso la verdad. Así que nos tomamos una cervecita y al siguiente destino.

Camino hacia las salinas

Zonas encharcadas de las salinas

Otras piscinas diferentes

A continuación fuimos a visitar Piran, un pueblo en la pequeña zona de costa eslovena. No tiene playa, pero es muy bonito la verdad. Para llegar, aparcamos en un parking disuasorio que está a 15 minutos del pueblo y que tiene un autobús gratuito que te lleva al centro. Así que allí que aparcamos y cogimos el bus.
El autobús te deja en la plaza central, una plaza ovalada de estilo muy italiano, muy bonita. Lo primero que hicimos fue ir a comer. Fuimos a un restaurante que miré por internet y que recomendaba la guía que se llamaba Fritolin pri Cantini, fritanguín para nosotros. Restaurante de fritanga de pescado, como su propio nombre indica. Calidad media, precio, caro para la calidad. La comida sigue siendo sosa y sin gracia. Tomamos un pulpo que fácilmente podría ser de plástico y no por que estuviera duro, no, era por el sabor, sabor a nada, inquietante. De postre nos tomamos unos helados en una heladería, y de nuevo un poco insípidos. Yo ya no se si somos nosotros o aquí algo pasa con la comida. En este punto la furia de Samu empieza a salir de sus adentros y decidimos dar un paseo a ver si se dormía. Las calles son como empedradas, pero empedradas a lo bestia. Son como cantos rodaos de medio metro por medio metro con enormes huecos entre piedra y piedra, donde circular con el carrito de bebe era casi imposible. Así que, nos toca cargar con el carro, con Samu y con las mil cosas que echamos siempre en la cesta de debajo.

Plaza de Piran

Comiendo en el fritanguín

Paseando por Piran

Subiendo a la iglesia

Como siempre en nuestros viajes, si hay una torre edificio o iglesia donde subir allí que vamos. En este caso la torre del campanario. Se quedan abajo Laura y el furias, que se había quedado dormido. La subida son las típicas escaleras de madera que parecen que no van a aguantar, estrechas, desgastadas y crujientes. No es muy alta, así que no tardamos nada. Las vistas merecen la pena, se ve todo el pueblo y el mar Adriático, muy bonito la verdad. Cuidado si alguna vez subís que tocan las campanas cada cuarto de hora... Vaya sustaco nos metimos a y cuarto jeje.

Zona del faro

Zona alta del pueblo

La plaza desde arriba

Panorámica del Adriático

Cuando bajamos Samu se había despertado. Estaba en un estado entre hiperactivo y sobado, feliz y lloroso, mimoso y odioso.., En resumen insoportable. Un poco de carro, un poco de mochila, un mucho de brazos y seguía igual. Así que decidimos ir por el paseo marítimo hasta el parking andando y dar por terminada la visita a Piran. Ya estaba anocheciendo y estaba muy bonito la verdad.

Familia con Piran de fondo

El furias ya feliz

El fondo anocheciendo

Puerto de Piran

Como ya era noche cerrada y solo las 17:30, nos fuimos a un centro comercial a hacer la compra para la cena y un par de cosillas de ropa para Samu y para Silvia en una tienda muy chula.

Hoy ha sido un día de turismo normal, que después de los dos días anteriores te deja con ganas de más. Teníamos que habernos quedado más tiempo en la zona de los lagos. Pero bueno, esto también ha estado bien, pero es que claro, veníamos del top de Eslovenia y hay mucha diferencia.

Mañana un par de paradas hasta llegar a la capital Liubliaba y visita a la ciudad.

PD: Samu al final se durmió por fin en la furgo de vuelta al apartamento, el pobre está hiperestimulado.