lunes, 16 de noviembre de 2015

Patagonia día 4. Cucao, Chiloé

Parece que la lluvia no da tregua. Ha estado lloviendo toda la noche y todo el día, pero bueno algo hemos podido hacer.
Hoy teníamos que ir de Castro a Cucao, en la otra Costa de la isla de Chiloé. El último pueblo de esta carretera y que es también la entrada al Parque Natural de Chiloé.

Antes de irnos de Castro hemos ido a la playa de enfrente de donde nos hemos alojado para hacer unas fotos y despedirnos de Castro.

Despertar lluvioso

Palafitos

Ahora nos separaban 55km de carretera que aquí son como hora y poco de recorrido. Las carreteras no son malas pero hay que ir despacio. De camino hemos ido parando en los pueblos para ver sus iglesias, todas ellas construidas de madera como la de Castro.

 

Iglesia de Nercón

Iglesia de Villupulli

Iglesia de Chonchi

Iglesia de Huillinco

A la que hemos llegado a Cucao, hemos ido directamente a hacer una rutita que tenía mirada por aquí, el Muelle de las Almas se llama. Había que ir por una carretera sin asfaltar con muchas cuestas muy empinadas y todo muy mojado. Tras media hora, a dos por hora, logramos llegar al final. Un coñazo la verdad, y claro, todo el camino rezando para que no se nos quedará el mini coche que llevamos allí encallado o pinchado en alguna cuneta, se hizo duró, como somos de ciudad no llevamos muy bien los caminos sin asfaltar, jeje. Por fin llegamos a la casa del dueño de la finca donde está la ruta, discurre por una finca privada. Se pagan 1500 pesos, 2€, y te da una llave para abrir la cancela. Un poco más adelante aparcamos el coche y empezamos.

 

Ya en la costa

Nada más pasar la cancela ya un poquito mojados

 

Hacia un día de perros mucho viento y lloviznando un poco. Pero según avanzábamos la cosa se iba poniendo más chunga hasta el punto de diluviar. A mitad de ruta, hemos decidido abortar misión y volver al coche. El camino ya no era tal, era medio barrizal medio río. Completamente empapados hemos llegado al coche, nos hemos cambiado y nos hemos vuelto. Un poco caca, el sitio tenía una pinta estupenda pero no ha podido ser. Esto nos queda pendiente si alguna vez volvemos por aquí.

 

Empapados y un poco tristes

Vuelta a Cucao

Otra vez en Cucao, hemos ido ya al Hostel Palafito ver si podíamos entrar ya que aún no era la hora, pero como hacía mal día nos han dejado. El sitio muy chulo, todo de madera con calidades alemanas y muy nuevo y el entorno es una pasada. Este sitio es de los sitios más recónditos donde hemos estado, está como al final del mundo, es increíble.

 

Nuestra habitación

Pájaros en la ventana

Después de pasar media tarde en el hostel de repente ha dejado de llover. En cuanto ha parado hemos cogido las cosas y a explorar. Hemos llegado hasta un sitio donde el acceso a la playa a través de las dunas parecía factible y allá que hemos ido. No llovía, pero en el mar si, pero cuando hemos llegado a la arena ha empezado a llover y hemos salido pitando hacia el coche. Cuando hemos llegado ya teníamos toda la parte de atrás empapada. Ya sabemos por qué aquí la lluvia moja tantísimo, es porque siempre sopla un viento fortísimo entonces claro, la lluvia te pega en horizontal y te mojas mil veces más.

 

Y sigue lloviendo

Lluvia sobre el mar

Justo antes de salir corriendo

Un ratito esperando a que escampara y el viento arrastrara las nubes y de repente... sale el sol! Vuelta a la playa. Según avanzábamos el sol y el viento empezaban a secar la arena y se veían formas súper bonitas por el suelo. El panorama había cambiado, todo reluce con mucho más color y la playa es brutal, inabarcable, inmensa, espectacular. Lo que no cambia es el viento, incluso está más fuerte cada vez.
 
Parece trucada después de tanto gris, eh?

Viento sobre la arena

Conchitas en la playa

Cielo azul, como cambia la cosa

Ojalá dure...

Ha molado mucho verla de las dos formas. Sólo por este ratito ha merecido la pena venir hasta aquí.

Ahora a cenar y a dormir prontito. Mañana último día en Chiloé.

 

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