viernes, 23 de enero de 2009

Menos mal que no la hemos vendido

Hace unos cuantos años se creo la polémica ley de costas que afecta a todos los edificios que estén demasiado cerca de la playa. En 60 años, que por desgracia serán menos, toda la primera línea de playa de muchas localidades de todas las costas españolas pasarán a ser escombros. Es una ley polémica porque afecta a mucha gente, tanto particulares como hoteles, restaurantes, y parece que no habrá ningún tipo de compensación económica después de los derribos. Son casas construidas hace 50 años legalmente, que ahora han pasado a ser ilegales, una pena.

Hoy estoy en los Arenales del Sol, Alicante, en una de las casas afectadas por esta ley. Es la casa de mi tía Alicia, la mejor casa de playa que hay en todo el litoral Levantino. Es una casa grande en un quinto piso con vistas al mar, bueno mejor dicho en el mar. Se podría decir que si te caes por la terraza no te pasaría nada porque caerías en el agua, es un poco exageración, pero poco eh? Desde la terraza se ve al Oeste Alicante y al Este la isla de Tabarca, una zona protegida por sus praderas de posidonia oceánica.

El año pasado mi familia se planteó vender la casa porque habíamos tenido unas roturas de tuberías y no estaba claro si nos compensaba tener la casa. El otro día cuando venía hacia aquí y vi el mar, pensé: menos mal que no la hemos vendido. El mar estaba tranquilo, sin olas, un solecito muy agradable y un mar muy transparente. Me encanta este sitio, esta casa, esta terraza desde donde estoy escribiendo. Me encanta hacer snorkel en las rocas que hay a escasos 20 metros de la orilla. Me encanta ver los fuegos artificiales que tiran en Alicante casi todas las noches de verano. Me encanta oír las olas del mar mientras te estás quedando dormido. Me encanta el mar desde arriba y desde abajo. Pero también hay cosas malas. Odio la humedad. Odio el viento de levante. Odio los petardos que tiran en la playa. Odio las algas cuando se agarran a los pies los días de mala mar. Odio los pescadores de arpón ilegales que esquilman la poca vida que queda en las rocas. Por suerte las cosas buenas compensan con creces a las malas.

Por todo esto me he venido aquí este mes, para organizar un poco la reforma de la casa y poder seguirla disfrutando por lo menos los 60 años que supuestamente le quedan, aunque es probable que antes la tire el mar que cada vez está más cerca…

Os dejo unas fotitos.

Vistas desde la terraza. Isla de Tabarca.

Vistas desde la terraza. Alicante.

El edificio Bahia III. Mi casa es el quinto.

1 comentario:

Aznar dijo...

Qué poético todo Piña jeje!
Muy chulas las fotos!